Cuarenta años después del Vaticano II, el cristianismo se encuentra enfrentado a una profunda crisis, sobre todo en los países del Primer Mundo. ¿En qué ha quedado el legado del Concilio y cuáles son las causas conciliares de la crisis posterior? ¿Qué factores han intervenido en la época postconciliar que han llevado a la situación actual? ¿Se puede hablar del Vaticano II como una oportunidad histórica fallida? Éstas son algunas de las preguntas a las que pretende responder este estudio. Pero no se trata sólo de causas internas del catolicismo, ya que hay nuevos factores que han propiciado la pérdida …
Cuarenta años después del Vaticano II, el cristianismo se encuentra enfrentado a una profunda crisis, sobre todo en los países del Primer Mundo. ¿En qué ha quedado el legado del Concilio y cuáles son las causas conciliares de la crisis posterior? ¿Qué factores han intervenido en la época postconciliar que han llevado a la situación actual? ¿Se puede hablar del Vaticano II como una oportunidad histórica fallida? Éstas son algunas de las preguntas a las que pretende responder este estudio. Pero no se trata sólo de causas internas del catolicismo, ya que hay nuevos factores que han propiciado la pérdida de relevancia del cristianismo en las sociedades desarrolladas. La secularización de la sociedad y la laicidad del Estado, juntamente con la crisis de la modernidad y la aparición de una cultura postmoderna, así como la globalización y la tercera revolución industrial han creado un nuevo contexto histórico. Las iglesias tienen dificultades para ubicarse en la sociedad ya que se ha roto la sintonía entre el modelo eclesial y el sociocultural. Hay un desfase institucional, teológico y organizativo, para responder a las nuevas demandas de las sociedades post-cristianas existentes en Europa. El autor analiza los problemas e intenta ofrecer algunas líneas de actuación: El protagonismo sociocultural de un laicado mayor de edad, lo cual exige la reforma interna y externa de la Iglesia; el replanteamiento de la institución eclesiástica para adecuarla a las nuevas necesidades pastorales; la vuelta a una eclesiología de comunión en el contexto del diálogo intracatólico, ecuménico y con las grandes religiones mundiales; una nueva espiritualidad que posibilite la experiencia de Dios en una sociedad secular, etcétera.
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