Lo que verdaderamente deseo alcanzar, aquello que me quema y atormenta conseguir, es ver a Dios cara a cara. Por eso vivo, me muevo y existo.
(Juan Pablo II)
La presente obra está dedicada a Juan Pablo II en su faceta quizá menos conocida: como místico, que extrajo de la contemplación la fuerza, la confianza y la esperanza necesarias para llevar a cabo la enorme labor apostólica de su pontificado, conocida como la nueva evangelización, fundamentada en sus famosas palabras: ¡No tengáis miedo! ¡Abrid las puertas a Cristo!
Fue un hombre de acción, que deseaba reconducir el mundo hacia Cristo; …
Lo que verdaderamente deseo alcanzar, aquello que me quema y atormenta conseguir, es ver a Dios cara a cara. Por eso vivo, me muevo y existo.
(Juan Pablo II)
La presente obra está dedicada a Juan Pablo II en su faceta quizá menos conocida: como místico, que extrajo de la contemplación la fuerza, la confianza y la esperanza necesarias para llevar a cabo la enorme labor apostólica de su pontificado, conocida como la nueva evangelización, fundamentada en sus famosas palabras: ¡No tengáis miedo! ¡Abrid las puertas a Cristo!
Fue un hombre de acción, que deseaba reconducir el mundo hacia Cristo; fue un Papa mediático, que desarrolló gran parte de su ministerio bajo los focos de los medios de comunicación; fue un Papa misionero, que recorrió el mundo esparciendo las semillas del Evangelio; fue un Papa peregrino, portavoz de los oprimidos, defensor implacable de los derechos humanos; fue un nuevo Moisés, que condujo la Iglesia hacia el tercer milenio? pero, sobre todo, fue un hombre de oración que pasó muchos ratos postrado ante el Sagrario, en adoración silenciosa.
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